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20.5.11

Urbanidad: Musa y flagelo del paisaje moderno



Matias Cambiaggi presenta su libro Heroes, fantasmas y otras pasiones barriales. Nayla Loza nos trae algunas novedades sonoras de Rocktails. Además, el Buenos Aires de Arlt, Marechal, Borges y Cortázar.


Viernes 20 de mayo. En Matemos el claro de luna! nos visitaron Matías “Rasta” Cambiaggi, autor del libro Héroes, Fantasmas y otras Pasiones Barriales. Un Viaje por Buenos Aires y Nayla Loza, redactora del site rocktails y responsable de la exquisita musicalización de nuestra sesión 29.

La emisión giró en torno a la idea de la ciudad y el espacio urbano como ámbitos de alienación y explotación; y a los barrios como espacios de trinchera en una guerra no declarada, lo que los torna en espacios de permanente tensión, en los que lo subalterno, lo excluido, lo mancillado, lo negado por las clases dominantes, siempre puede irrumpir para resquebrajar la estructura del orden establecido.

Todo esto fue surgiendo de las lecturas del libro de Cambiaggi, que, entre otros, abordaron los barrios de Mataderos (cuna y hogar del corajudo y glorioso Club Atlético Nueva Chicago, “El Torito”; de la mítica toma del Frigorífico Lisandro de la Torre, protagonizada por la resistencia peronista en el 56; y de la novela El Matadero, de Esteban Echeverría, fiel reflejo de la dicotomía civilización o barbarie sarmientiniana, que dura hasta nuestros días); y Boedo (barrio con sus vestigios arrabaleros intactos, que supo ser testigo de guapos y compadritos que dirimían sus entredichos en esquinas oscuras mediante puntazos certeros).

En este sentido, rescatamos la obra del filósofo francés marxista hegeliano Marcel Lefebvre, quien a mitad del siglo pasado problematizó el espacio urbano en relación con el sistema capitalista. Para Lefebvre, no hay un espacio urbano, sino diversos espacios urbanos, en los que se libra una disputa por el sentido, la funcionalidad y el modo de vivir en los mismos.

Mientras el sistema capitalista convierte al espacio urbano en un espacio instrumental, que reproduce las condiciones sociales de producción del sistema capitalista, el filósofo francés propone un accionar violento y radical, mediante la socialización del suelo y la irrupción de prácticas nuevas y diferentes, que impliquen la conformación de lo que él llama espacios diferenciales, que destruyan la lógica productivista y alienante del sistema.

Precisamente, según Lefebvre el concepto de alienación está estrechamente vinculado a la rutinización de prácticas cotidianas, características de los espacios urbanos modelados material y simbólicamente por el capitalismo en su afán reproductivo. Por eso considera crucial romper con esa rutinización y abrir las puertas hacia nuevas prácticas liberadoras.

Para este filósofo, la dimensión espacial cumple un rol clave en todo conflicto social; los espacios urbanos no son espacios cerrados geográfica ni simbólicamente, sino que son territorios en permanente disputa y resignificación por parte de las clases subalternas. En consecuencia, considera que los espacios urbanos siempre han sido espacios gran importancia política y estratégica.

Como bien recordó el Rasta Cambiaggi, no por casualidad, París, luego de su experiencia comunera en 1871, se reconstruyó en torno a diagonales, con el objetivo de afianzar el control sobre la ciudad y facilitar la represión contra las protestas sociales.

Lefebvre, entonces, sostiene que los espacios urbanos son construidos con un sentido político e ideológico por parte de las clases dominantes.

Asimismo, la acción tiene que ir unida al conocimiento; teoría y praxis juntas; la filosofía no sólo como conocedora sino como transformadora de la realidad. Lo que se busca es una subversión total de lo cotidiano, de lo rutinario, de lo alienante.

Este pensador estuvo vinculado, influenció y fue influenciado por el movimiento Situacionista, que precisamente generaba situaciones con un valor simbólico que tenía por fin resquebrajar el orden cultural de valores hegemónico del sentido común.

Por último, Lefebvre también sostiene que los espacios urbanos no son estáticos, racionales ni cerrados en su significación, tal como pretende el capitalismo, que fragmenta y atomiza a las clases subalternas en sitios predeterminados, en su búsqueda de controlarlas, sino que son espacios abiertos, dinámicos, en movimiento, en constante resignificación. Ahí su potencial revolucionario.

Por último, las plumas de Arlt, Borges, Marechal y Cortázar nos brindaron un bosquejo de la ciudad a través de los semblantes y la diversidad compleja de la situación cotidiana en Buenos Aires y París.

Matemos el claro de luna! sesión 29


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